Y recuerdo.... como si fuera ayer, la primera vez que te ví. Recorriendo ese siniestro pasillo de la perrera, me encontré de repente, con un perro que no saltaba como los demás, ni siquiera levantaba la vista del suelo. Con la mirada perdida, recordando vete a saber qué.
Y nos fuimos conociendo....., descubrimos tu pánico a la gente, a los ruidos extraños, tu afición por el sofá, tu prudencia al moverte por la casa y el no querer entrar en las diferentes habitaciones, tu miedo a quedarte sola, y lo mucho que te gustaba que te rascara el pechito.
Y recuerdo......como te gustaba el yogur, la sandía, el arrozito que te hacia con sabor a carne, y los saltitos y lenguetazos que hacías para demostrarme que te encantaba.
Y nos fuimos entendiendo......., comprendí que no te gustaban los autobuses, las visitas extrañas, los demás perros, que la gente te tocara.
Y recuerdo...... lo mucho que te gustaba dormir en el sofá, con cada uno de nosotros al lado, los besitos que me hacías de madrugada en el codo, cara o lo que pillaras, para demostrarme tu afecto.
Y fuimos viviendo.....una bonita historia de amor. Con un lenguaje mágico compuesto de movimientos de cola, suspiros, miradas, movimientos de barbilla, tonos de voz y llantos muy sutiles.
Y recuerdo...... como te ponías de loca cuando cualquiera de los dos llegaba a casa, corriendo como una poseída de un lado a otro del pasillo, o cuando nos perdías de vista a uno de los dos, aunque fuera tan solo un minuto, o esa sonrisa que nos regalabas de vez en cuando, mostrándonos todos los dientes de tu mandíbula.
Y fuimos creciendo........en la familia, y llegó nuestra hija, y te otorgaste el papel de canguro. La limpiabas, le lamias el pañal, nos avisabas cuando se despertaba, le quitabas sus juguetes, y aguantabas estoicamente sus "caricias" en las orejas y en el lomo.
Y recuerdo......como te "curaste" de tus miedos hacia la gente, como ladrabas a las mochilas, como querías ser una cometa o una papa frita, y lo que te gustaban las galletitas por la mañana.
Y fuimos sufriendo.....la compañía de tu enfermedad, con visitas constantes al veterinario y con secuelas que a veces eran insufribles para nosotros, pero ahí estábamos siempre, porque tu hubieses hecho más todavía.
Y recuerdo..... esos últimos días, en Banyoles, como te revolcabas en el pasto, y esa ultima semana en la que ya no pudiste seguir y luchamos juntos, porque tu hubieses hecho más todavía.
Y recuerdo.......esa última noche en que dormiste un ratito como a ti más te gustaba, entre medio de los dos. Y tomamos la decisión más dura de nuestras vidas, aceptar la visita de un forastero, al que no rechazaste, quizás lo estabas esperando.
Y conocí a Doña muerte, que sí, había sido invitada, trayendo el frio con su presencia. Te despediste de nosotros con un suspiro, que era un gracias y hasta pronto, pero con las prisas no pude preguntarle donde te llevaba. Confio que, entre reencarnaciones, paraisos , nirvanas, cielos y espiritus, alguien acierte, algo de eso exista, y estés bien cuidada. Por eso, si por esas maravillas del espacio-tiempo, alguien te hace llegar esta carta, quiero que sepas que jamás te olvidaremos, que te seguimos queriendo, y que ha sido un regalo vivir contigo estos años. Hasta siempre compañera.